miércoles, 16 de mayo de 2012

La Trinidad de Masaccio y la perspectiva



Entre 1426 y 1428 Masaccio realizó el fresco de la Trinidad (La Trinitá) en uno de los muros laterales de la iglesia florentina de Santa Maria Novella ( 680 cm X 475 cm), en Florencia, Italia. En este mural se hace uso por primera vez de la teoría de la perspectiva.



La pintura representa el dogma de la Trinidad, en en el marco de una capilla inspirada en los arcos de triunfo romanos, con una bóveda de medio cañón dividida en casetones y sostenida por columnas jónicas, flanqueadas a su vez por pilastras que sostienen un entablamento. 
En el centro se encuentra Cristo crucificado, sostenido por Dios Padre —única figura que escapa a las leyes de la perspectiva, en tanto que ser incomensurable—; bajo la cruz se encuentran la Virgen María y San Juan Evangelista. Más abajo están los dos comitentes, identificados recientemente como Berto di Bartolomeo del Banderaio y su esposa Sandra, quienes asisten arrodillados a la escena sacra. Por debajo de ellos, y funcionando como base de la composición, hay un altar de mármol bajo el cual se ve un esqueleto yacente al que acompaña la inscripción: «Ya fui antes lo que vosotros sois; y lo que soy ahora lo seréis vosotros mañana» («Io fu già quel che voi sete: e quel chi son voi ancor sarete»).

La pintura puede leerse en sentido vertical ascendente, como la ascensión hacia la salvación eterna, desde el esqueleto (símbolo de la muerte) hasta la Vida eterna (Dios Padre), pasando por la oración (los donantes), la intercesión de los santos (San Juan y la Virgen), y la redención (Cristo crucificado). El uso que hace Masaccio de la perspectiva hace que la composición sea un auténtico trompe l'oeil o trampantojo que hace parecer que el muro está efectivamente perforado. El observador se identifica directamente con el mundo pictórico gracias al tamaño natural de las figuras y la coincidencia del punto de vista en el espacio real y en el cuadro.


Utiliza una serie de colores cálidos como el naranja rojizo con otros fríos como el azul buscando el equilibrio entre éstos. Éste fresco se centra en la crucifixión de Jesús, donde aparece el espíritu santo en forma de paloma y Dios.


Se representa figuras con volumen debido a la utilización del claroscuro y están muy bien definidos, y las caras ya aparecen más definidas y retratadas.

Aparece una perspectiva matemática y arquitectura nueva que hace que el paisaje se vea más natural y perfecto, esto es propio del Quatrocento.

La luz se maneja de forma que resalte las figuras más importantes como es Jesús, el espíritu Santo y Dios.

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